El chico de las aspas al viento

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Aspas al viento

Sol, mucho sol, viento y un cielo profundamente azul añoraba en esos momentos.

Un cielo que no vuelve, nubarrones que lo esconden ¿Cómo tratar con el viento y pedirle un favor?

Día tras día el viento sopla aquí, golpea las aspas, me golpea también a mi, ellas giran y yo inmóvil sigo, anclado al suelo sin remedio, tal parece que mi alma se fue con el sol.

El viento caprichoso sólo se burla de mi, juega con las aspas y a mi me mira con desdén, de un momento a otro volverá de nuevo contra mi, yo solo quiero ser su amigo, necesito su favor.

Devuélveme mi cielo claro y limpio junto al sol, día a día esperare ya verás como no me iré, pues anhelo esos tiempos de alegría y gran ilusión.

Texto e imágenes: Candy Rose

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Sembrando.

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siluetas-mama-e-hijo

No te ha tocado una vida fácil, has tenido que correr junto a mí, solos tu y yo, muchas veces observo tu carita preguntando ¿porque? Ante la cual actúo de lo más natural, dándote a entender que las cosas son así, no siempre fáciles algunas veces difíciles y otras muy difíciles, así con este lenguaje muchas veces sin palabras, tu observando guardando todo en tu corazón y yo actuando tomando la vida de frente, te veo crecer un poco cada vez, sintiendo también nostalgia del bebe que una vez protegí en mis brazos. Cuando te observo muy pensativo sé que tu corazón de niño aun no logra entender, es cuando te muestro sin rencores ni reproches, sin culpables que la vida es un reto y que a pesar de todo no estamos solos que Dios es bueno y sabe escuchar. Sé que te convertirás en un padre amoroso, guardián de tu familia, que amaras a tu esposa cuidaras de ella, sabrás el valor de las cosas las disfrutaras y cuidaras cuando estén en tus manos… y tus hijos cuanto sueñas en tener hijos, quizá porque creciste solo, sé que jugaras con ellos te harás un niño junto a ellos y serás también exigente y disciplinado cuando se necesite.

Estoy sembrando, bajo el intenso, intensísimo sol, bajo la lluvia, el frio y algunas veces con hambre caminando kilómetros una y otra vez contigo de la mano teniendo presente en cada paso que el ejemplo arrastra muchísimo más que mil palabrerías.

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candado

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Francisco

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Te fuiste en una tarde sin avisar, deslizándote suavemente y de puntillas hacia la noche, como la lluvia inesperada que pasa de madrugada sin notar, desperté y ya no estabas la dura realidad me abofeteo, tu voz y tu risa, quise escuchar, diciendo que no era verdad, que solo era otra broma tuya, pero aunque el dolor ha sido difícil de superar hoy se con certeza que ya no estas.

Me haces falta y te lloro aun amigo me hace falta tu ironía y esa forma tan tuya de ver la vida, restándole siempre seriedad. Hoy llueve y en la lluvia me devolverás un reproche por llorarte y en el viento helado tu petición exigente de no estar triste. Al pasar la lluvia cuando salga al fin el sol, volveré a decirte que te quiero, y que aunque jamás te diré adiós, sí guardare un hasta pronto, mientras tanto te llevare siempre en mi corazón.florylluvia

 

 

Sacudirse el polvo

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Todo a la vez agolpándose en su cabeza mil ideas superpuestas una sobre otra, uno, dos segundos a punto de desbordarse tres y ahí estaban de nuevo las lágrimas, y el desconcertante dolor en el pecho, como si este en su desesperación tratara de buscar alivio a través del llanto y así sentada sobre el piso con la espalda apoyada en la pared, Regina dejo correr el agua fría de la regadera sobre su cuerpo, para avivarse, para calmarse, para cualquier efecto que tuviera el agua en ella, para que simplemente se llevara sus lágrimas.

-Duele aun duele, pero los días buenos ahora son más que los malos y cada vez estaré mejor-

Se repetía Regina, al principio se recriminaba por esos tropezones en los que nuevamente se sentía abatida, por situaciones que pensaba había dejado atrás, y ese recriminarse empeoraba las cosas, entonces reconoció que pese a luchar cada día, cada hora cada segundo por su bienestar era natural que de vez en vez afloraran de nuevo esos sentimientos, solo los dejaba salir, para levantarse con nuevas fuerzas y determinación. En el proceso de sanación reconoció era vital, mantenerse en pie, ya que detrás de ella venían otros amigos, familiaresmirada

 

– Si las personas entendieran que si sonríes y abrazas a uno, ese uno se alegrara y abrazara y sonreirá a otros, que es responsabilidad de cada quien ser feliz, levantarse después de cada caída, de sacudirse el polvo y seguir adelante, se lo debemos a los que amamos a los que nos aman y esperan en una noche de tormenta, una sonrisa, una palabra, un abrazo de nosotros-

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Jimena

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guirnalda Los rayos del sol se colaban entre las ramas de los arboles danzando sobre el rostro de la pequeña, era como si miles de luces chispearan en su cabello, la guirnalda de flores tejida por ella misma con ayuda de su madre y su vestido blanco, le hacían lucir angelical.

Fue asi como Jenny la observaba correr hacia ella, a punto estaba de abrazarla, de ver como de un salto se lanzaba a sus brazos, apunto estaba de sentir sus pequeños brazos colgando de su cuello, de mirarse en los ojos más dulces, de sentir su cabello haciéndole cosquillas en su rostro, de sentir el amor más puro y autentico que pueda existir, casi pudo escuchar que le gritaba ¡Mama! Llena de emoción.

Sin embargo… Jimena solo se anunció, llenó el corazón de Jenny desde su interior haciéndola soñar con su rostro de niña y con el nombre que llevaría.

“Estaba tan segura, de que te tendría en mis brazos y te anhelaba tanto, que es difícil entender que no será así, algunas veces me atormenta la idea de que hice algo que quizá te ahuyento, quizá mi alimentación, el stress, el ejercicio ¿Qué hice? Y la respuesta es nada, las cosas a veces pasan así, comprendo que no era el tiempo, pues tu hermosa angelita mereces todo y  la vida, Dios es sabio y sabe en que momento justo vivirás; preparo aun tu mundo, me preparo yo misma siendo mejor cada día para cuando decidas volver, para cuando nuestro tiempo preciosa niña llegue para las dos”

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No te dejaré

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El sol del atardecer la abrazaba con delicadeza, esta vez no quemaba, el viento le enjugaba una que otra lagrima, el cielo con apenas unas cuantas nubes y el canto cercano de los pájaros, creaban un ambiente relajado, comenzaba a sentirse consolada, podría en cambio ese día llover imparablemente, evitando que saliera de casa, atormentando más su corazón, pero en cambio la preciosa tarde le invitaba a trabajar en su jardín, podría también llorar desconsoladamente vaciar su alma tirada en un sillón, sin embargo algo dentro de ella le decía que estaría bien, contra toda lógica y porque la naturaleza de ella es ser sensible, quizá demasiado

Era cierto su corazón  estaba hecho polvo ahora, golpe tras golpe, le habían dado un tiro final, sin miramientos,  sin consideraciones, como a un maleante, un delincuente y no lo era, su error era confiar, amar en demasía y a veces a ciegas.

arreglando el jardínPero todo estaría bien, al menos para ella, del resto el tiempo se encargaría de poner todo en su lugar, el perdón aunque nunca le fuera pedido llegaría, su corazón lo soltaría, volvería aligerarse y seguiría adelante.

EL había estado al pendiente de ella, observó como asomó su cabeza por la ventana, como cerró sus ojos y quiso escapar, fue entonces cuando la invito a salir al jardín, le susurro que la tarde era maravillosa, al toque a penas de su mano sobre su hombro ella comenzó a sentirse mejor.

“Todo estará bien, tu estarás bien, te lo prometo, estaré contigo YO no te dejaré… solo descansa en mi”

-Si estaré bien- creyó como si escuchará con su corazón aquel  susurro y se sonrió mientras con regadera en mano refrescaba sus flores aquí y allá

EL  envolviéndola en sus alas, levantó un vientecillo que le enjugó sus lágrimas, y pidió a las aves cantar…

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¡Brilla!

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luciernaga

-Solo quiero morir, déjame- Volvió a repetir la luciérnaga a la polilla en medio de la oscuridad de esa noche fría.
Luciérnaga llevaba varias noches así, tirada sobre el suelo, escondida bajo una hoja del durazno que se deshojaba poco a poco por el otoño, a veces parecía ya, lo que conscientemente quería y le repetía a Polilla. Inmóvil, sin importarle nada, de vez en vez sus ojos se inundaban en una corriente imparable de lágrimas ¿Pero qué? ¿Acaso las luciérnagas lloran? Al menos esta sí lo hacía y vaya que le constaba a la Polilla que así era.
-No sé exactamente qué pasó, te veías tan feliz revoloteando junto a Lechuza- comentaba Polilla a Luciérnaga la que, al escuchar Lechuza volvía a llorar sin decir palabra alguna.
– ¡Mmmmm!… me parece que la herida resulto ser mortal- Dijo Polilla después de inspeccionar a su amiga y cerciorarse de que estaba físicamente ilesa, con sus alas perfectamente intactas
-El daño puede ser irreparable en ti, si así lo quieres y decides que sea, lo que por lo visto no sabes y mucho menos Lechuza, es que el daño se extiende mucho más de lo que hizo aquí- menciono Polilla señalando el pecho de Luciérnaga.
-Los que están alrededor de ti les afecta, aun los que ni siquiera te conocen les afecta- Continuo Polilla
-Si ya lo sé, quien quiere a una luciérnaga deprimida cerca- dijo con una sonrisa torcida
-Por eso te escondes, te concentras en lo que eres a partir y después de Lechuza, pero ¿Recuerdas quien eras antes?-
Luciérnaga intento recordar, pero el dolor no la dejaba ver, era como un muro gigantesco que cercaba en su mente todo, pero Polilla no lo olvidaba, recordaba a su amiga entusiasmada por hacer cosas locas por los demás para hacerlos sentir bien, aun a los extraños, en sus ojos había una chispa que avisaba cuando una idea nueva trabajaba en su mente, nada la detenía, y aunque a veces era criticada y señalada, Luciérnaga se sacudía el polvo y seguía revoloteando por ahí, regalando sonrisas, y de todo esto le hablaba Polilla a Luciérnaga la cual escuchaba con incredulidad y asombro como si hablaran de otra criatura.
luciernaga 2-¿Recuerdas cuando seguías a ese pobre granjero recorriendo ese camino oscuro hasta su casa?-
– Si, que tonta, pensaba que mi pequeña e insignificante luz podría alumbrar un poco su camino-
– Tu y yo no podemos saber si era suficiente esa luz, o si al menos el notaba que estabas junto a él, pero ¿Recuerdas cómo te sentías entonces? ¿Recuerdas esa sensación dentro de ti cuando volabas?-
De pronto Luciérnaga se vio embestida por los recuerdos, el sentimiento de quien era antes la invadió, sus ojos pararon de llorar, entonces de pronto era como si estuviera nuevamente ahí, volando con decisión junto al granjero, haciendo oídos sordos a las demás luciérnagas que se burlaban por su intento de alumbrar el camino del viejo, un reconocido y renovado calorcillo envolvió su corazón, disipando poco a poco el dolor.
-No dejes de ser quien eras, reconoce nuevamente tu propósito ¡Brilla! No te canses de hacer el bien, no niegues, ni escondas tu luz ¡Brilla!-

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