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¡Brilla!

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luciernaga

-Solo quiero morir, déjame- Volvió a repetir la luciérnaga a la polilla en medio de la oscuridad de esa noche fría.
Luciérnaga llevaba varias noches así, tirada sobre el suelo, escondida bajo una hoja del durazno que se deshojaba poco a poco por el otoño, a veces parecía ya, lo que conscientemente quería y le repetía a Polilla. Inmóvil, sin importarle nada, de vez en vez sus ojos se inundaban en una corriente imparable de lágrimas ¿Pero qué? ¿Acaso las luciérnagas lloran? Al menos esta sí lo hacía y vaya que le constaba a la Polilla que así era.
-No sé exactamente qué pasó, te veías tan feliz revoloteando junto a Lechuza- comentaba Polilla a Luciérnaga la que, al escuchar Lechuza volvía a llorar sin decir palabra alguna.
– ¡Mmmmm!… me parece que la herida resulto ser mortal- Dijo Polilla después de inspeccionar a su amiga y cerciorarse de que estaba físicamente ilesa, con sus alas perfectamente intactas
-El daño puede ser irreparable en ti, si así lo quieres y decides que sea, lo que por lo visto no sabes y mucho menos Lechuza, es que el daño se extiende mucho más de lo que hizo aquí- menciono Polilla señalando el pecho de Luciérnaga.
-Los que están alrededor de ti les afecta, aun los que ni siquiera te conocen les afecta- Continuo Polilla
-Si ya lo sé, quien quiere a una luciérnaga deprimida cerca- dijo con una sonrisa torcida
-Por eso te escondes, te concentras en lo que eres a partir y después de Lechuza, pero ¿Recuerdas quien eras antes?-
Luciérnaga intento recordar, pero el dolor no la dejaba ver, era como un muro gigantesco que cercaba en su mente todo, pero Polilla no lo olvidaba, recordaba a su amiga entusiasmada por hacer cosas locas por los demás para hacerlos sentir bien, aun a los extraños, en sus ojos había una chispa que avisaba cuando una idea nueva trabajaba en su mente, nada la detenía, y aunque a veces era criticada y señalada, Luciérnaga se sacudía el polvo y seguía revoloteando por ahí, regalando sonrisas, y de todo esto le hablaba Polilla a Luciérnaga la cual escuchaba con incredulidad y asombro como si hablaran de otra criatura.
luciernaga 2-¿Recuerdas cuando seguías a ese pobre granjero recorriendo ese camino oscuro hasta su casa?-
– Si, que tonta, pensaba que mi pequeña e insignificante luz podría alumbrar un poco su camino-
– Tu y yo no podemos saber si era suficiente esa luz, o si al menos el notaba que estabas junto a él, pero ¿Recuerdas cómo te sentías entonces? ¿Recuerdas esa sensación dentro de ti cuando volabas?-
De pronto Luciérnaga se vio embestida por los recuerdos, el sentimiento de quien era antes la invadió, sus ojos pararon de llorar, entonces de pronto era como si estuviera nuevamente ahí, volando con decisión junto al granjero, haciendo oídos sordos a las demás luciérnagas que se burlaban por su intento de alumbrar el camino del viejo, un reconocido y renovado calorcillo envolvió su corazón, disipando poco a poco el dolor.
-No dejes de ser quien eras, reconoce nuevamente tu propósito ¡Brilla! No te canses de hacer el bien, no niegues, ni escondas tu luz ¡Brilla!-

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Amor y servicio

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entrego amorLa tarde caía y Jenny meditaba sentada bajo aquel árbol, dándose un descanso de las actividades que le habían mantenido ocupada toda la mañana.

«¿Por qué parece una locura dedicar un tiempo a servir a los demás? ¿Por qué parece tan absurdo creer en una causa que me pide lo mejor de mi? ¿Es que no entienden que soy mejor persona desde entonces?»

Meditaba Jenny, imaginando las criticas que recibiría por dedicar esa mañana al servicio.

«¿Acaso no entienden el valor de una palabra de aliento que en tiempo de desgracia hace tanto? ¿Acaso no entienden el valor de una mirada compasiva, de una palmada que  puede dar nuevas fuerzas a quien siente la debilidad inundarle? Que parte no entienden de el ejemplo que toma mi hijo, que en su corta edad entiende que es un orgullo pertenecer a una institución que AYUDA, que sus ojos brillan tanto o mas que los míos al ver su logotipo en cualquier lugar, levantando su manita para saludar a lo lejos a los que portan el uniforme llamándolos mis amigos»

«Yo no nací, para extender mi mano y recibir todo, sin devolver nada, hastiarme con todo lo material que tiene el mundo, no nací para mirar por sobre mi hombro a los demás creyendo estúpidamente que lo que tengo, visto y como, me hace superior a los demás, si pudieran entender que prefiero comer en la mesa más humilde un plato de lentejas a duras penas sazonado, que comer en una mesa lujosa donde el platillo principal es el chisme y el escarnio aderezado con mentiras, donde desmenuzan trozo a trozo a cuanto pobre incauto cae en sus garras, mesa donde  más de una vez estoy segura fui también devorada»

«Y al final, cuando Dios lo permita, seamos viejos,  ¿Que satisfacción tendré de mi vida? ¿Me lamentare, por escuchar a los demás, que no hacen pero tampoco dejan hacer? Por paralizarme solo para acallar las criticas y las mentiras, me lamentare, y entonces me preguntare ¿Que será mas doloroso, ese momento interminable de arrepentimiento con la pregunta eterna de «Y si hubiera? O el costo de aguantar lo que se levantará contra mi por hacer lo que mi corazón me dictaba»

Jenny en ese instante observo la foto de su pequeño hijo en el protector de su móvil.

«¿Y que dirá el? Ese pequeño del cual ahora soy una heroína, dirá que fui una cobarde por no luchar por lo que quiero, o peor aun tomara un nuevo ejemplo de pereza, e indiferencia, aprenderá a mirar hacia otro lado ante una mirada suplicante, ¿Qué propósito entonces tendrá su vida? ¿Qué propósito habre cumplido al criarlo? ¿Es acaso suficiente solo alimentarlo, vestirlo y enviarlo a una buena escuela? ¿Qué cuentas daré Al que puso su vida en mis manos, para guiarlo por el buen camino, y hacer de el un hombre ejemplar?

No, prestaré mas mi atención a criticas, esto es lo que ofrezco: un ejemplo de vida para mi hijo, lo mejor de mi para el

Que ofrezcan lo que tengan a la mano a sus hijos, yo ofreceré al mío esto que tengo, ese algo más, que es amor y servicio a los demás»

Y con esto Jenny volvió a sus actividades con una enorme sonrisa.

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LLUVIAEsa tarde  lluviosa, Any decidió cancelar su salida al cine y quedarse en casa reacomodando algunos archivos. Desempolvando aquí y alla encontró algunas fotos, observando y comparando con algunas más actuales se dio cuenta de que algo en su mirada había cambiado, entonces se miró frente al espejo y lo confirmó, le dolió ver lo que ahí encontró, le dolió notar que el brillo en sus ojos, agonizaba.

“¿Por qué?” Se preguntó.

Vinó entonces a su memoria esa amiga, a la que un tiempo considero como una hermana, la que sin más de un día para otro cambio; por sus propias razones, porque su mundo alrededor ya no era el mismo, y su única opción, porque su amiga así lo decidió, fue encerrarse y llenarse de amargura.

Any intentó varias veces acercarse a ella, y cada vez regresaba herida a casa, nadie la había ofendido y herido tanto como ella; el empeño de Esther por menospreciarla era incomprensible todo de repente en Any le molestaba, le inventaba mil defectos, le acusaba de cosas que jamás hubiera creído posible pensara de ella y eso era lo que más le dolía.

Any decidió poner distancia entre las dos, pero la etiqueta que Esther ya había puesto sobre ella, le gritaba “¡MALA!”. Y frente al espejo comenzó a cuestionarse cada día.

“¿MALA? ¿Acaso lo soy?… ¿Soy MALA? ¿A caso lo seré? … Soy MALA, bueno pues por algo lo dirá… Soy MALA tal ves lo sea… si tiene razón soy MALA… ¡Soy mala! Apártense todos de mi porque les haré daño”

Y la gente alrededor de ella comenzó a ver como cambiaba su humor, su actitud;  hasta esa tarde en que se miró al espejo y se dijo así misma que no era así, que ella no era la etiqueta que otra le había pegado y que había comenzado a creer, se dio cuenta muy a tiempo lo increíble que es que una persona te diga todo el tiempo lo que no eres y que al cabo de un tiempo empieces a creer que lo es, y que si bien es cierto funciona cuando nos motivan con palabras de aliento para impulsarnos a seguir adelante y ser mejores, también funciona de forma negativa haciéndote creer que eres menos que nada.  No era ella quien se empeñaba en cambiar, pero si era culpable de permitir que otro influenciara sobre ella y su miradaestado de ánimo.

Esa tarde Any se reconcilio con ella misma, se valoró nuevamente y se dio cuenta que en realidad, la invalorable esencia dentro de ella se mantenía intacta,  el brillo resurgió en sus ojos, y la etiqueta resbalo entonces, se dijo que cualquiera podría venir con toda la intención de colocarle, más etiquetas pero que ninguna esta vez se le quedaría, Any seguía siendo la chica de siempre, la que todos conocían y querían la chica BUENA, la que era capaz de perdonar, y bendecir aun hasta los que la maldecían.

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Poderosa petición

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se miro en el espejoCarlos se miró largamente en el espejo del baño, recorrió con la mirada cada surco, cada mancha, cada imperfección en su rostro, de pronto llegó a esa parte de su rostro que muchas veces evitaba mirar, sus propios ojos; un destello provocado por una lágrima logró atraparle y se aventuró a echar un vistazo en ellos.

“Te odio”

Apenas si se logró escuchar; sin más tomó la afeitadora y la pasó por su cabeza.

“¿Cómo puedes vivir así? ¿Cómo puedes? ¿Cómo puedes?  Nadie te quiere, nadie, nadie ¿Qué más da tu aspecto? ¿Qué más da que te señalen? ¿Qué más da que te tengan miedo?”

Retumbaba en su cabeza una y otra vez, ni una sola lágrima descolgaba ya de sus ojos, todas escurrían por dentro como un ácido corrosivo y letal que le provocaba el más fuerte y agonizante dolor…

<Ömeo continuaba susurrando en su oído, deleitándose del efecto que provocaba en Carlos “Nadie, nadie, nadie”>

Tomó una toalla para terminar de secarse la cabeza y el rostro, colocándola con mucho cuidado nuevamente en su lugar. Al salir del baño chocó con Kary su hermana, la cual no pudo evitar sorprenderse y preguntarle que le había pasado a su cabello, Carlos soló sonrió sin decir nada, se dirigió a su cuarto para tomar sus cigarrillos y las llaves de su auto.

Conduciendo por la carretera, Carlos trataba de no pensar, su cabeza no dejaba de golpetearle…

<Làssar agitaba las alas por sobre el auto de Carlos. En el interior Ömeo reventaba de placer al ver como el dolor consumía a Carlos, y como sus lágrimas brotaban sin control empañándole la vista, sus horrendas alas negras cubrían todo el interior del auto.

“Jajajajajaja, eso es acelera más, falta poco, muy poco”angel

Macía, Clip y Xidab se unieron a Lassar revoloteando sobre el coche de Carlos, al mismo tiempo que una insoportable peste comenzaba a llenar el aire que anunciaba la cercanía de los refuerzos de Ömeo.

“¡Ya es nuestro, largo de aquí!”

“¡Si largo de aquí!”

Vociferaban las creaturas de espantoso aspecto, cubriendo con sus alas roídas el coche, entonces Xidab sin dudarlo ni un segundo puso el pie sobre uno de ellos y con su espada lo atravesó, provocando que este se desprendiera, enseguida Macía se ubico sobre el coche, alcanzando a colocar una de sus manos sobre el hombro de Carlos.>

Un extraño e inesperado calorcillo le abrigo por un momento el corazón, el rostro de su hermana apareció fugaz en su mente…

<En una intersección cercana un tráiler con doble carga, se acercaba a cruzar a toda velocidad, Clip se acercó.

“Asegura ahora, que la ruta de tu destino sea la correcta” sugirió al chofer, el cual se orilló antes de cruzar la intersección para llamar a su base y corroborar los datos del destino de la carga que llevaba.

En ese momento cruzó Carlos por la intersección, justo frente a los ojos asombrados del chofer del tráiler.

Macía logró  alcanzar  a Carlos con sus dos manos, al tiempo que unas garras feroces se clavaban en el, intentando apartarlo>

La imagen de Kary su hermana, se hacía mas clara y viva en su mente, sus ojos dulces, su sonrisa, que conservaba siempre algo de niña, sus palabras aunque sencillas, parecía a veces dar en el blanco sacándolo del hoyo en distintas ocasiones. Anhelo en ese momento el calor de la pequeña casa que compartían, del café caliente que Kary le preparaba por las noches, con el pan dulce que le guardaba celosamente para él, las pláticas a veces triviales de los acontecimientos en su escuela, los detalles, la humildad en sus palabras que le envolvían el corazón como un ungüento, que le reconfortaba y le daba alivio.

“Mientras exista alguien a quien amar, siempre habrá esperanza… ella te espera en casa”…

<Macía había logrado abrazarse de Carlos, transmitiéndole con fervor una frase, en ese momento una luz intensa invadió por completo el interior del coche ahuyentando a Ömeo.>

Carlos poco a poco bajo de velocidad hasta detenerse, bañado en lágrimas esta vez de arrepentimiento, se sintió abrazado y profundamente amado…

En casa Kary permanecía con sus ojos cerrados, en el silencio de su habitación con sus manos juntas, inmersa en una petición, insistente, suplicante.

Orar mujer-… por favor, por favor, te lo ruego, protege a mi hermano, hazle sentirse amado, y que regrese con bien a casa. Amen-

Lo que soy por ti

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El día poco a poco llegaba a su fin, una brisa suave y fresca entraba  por la ventana hasta el sillón donde Cecilia descansaba, los ya tenues colores dorados del sol pegaban en su rostro haciéndola lucir como en un hermoso cuadro del mas hábil pintor.

Recordaba entonces como muchos años atrás se veía obligada a salir de su casa, y como en la puerta, le daba miedo mirar atrás, tenía la certeza de que si lo hacía se arrepentiría y volvería atrás, tenía miedo de encontrarse con esa mirada suplicante, llena quizás de lágrimas, la culpa y duda le embargaban atormentaba su corazón y su mente, preguntándose cada vez, si estaría haciendo lo correcto.

“Dolía cada vez que tenía que dejarte… dolía” recordaba Cecilia y una lágrima sin querer le recorrió la mejilla.

post1También recordó los bellos momentos que pasaba con el, de los días libres en el zoológico, de los castillos de arena en la playa, de los helados en la plaza, de las caras graciosas, de las miles de risas, juegos,  bailes, canciones, de los sueños calmos, de los llantos, de los regaños, de las reprendidas, de los castigos. Y de esto último aun no estaba segura, muchas veces solo se dejaba guiar por el corazón, como si de un instinto protector, se tratara.

Aun se preguntaba si el tendría algo que reprocharle, si eran cierto las palabras que alguna vez se atrevió a gritarle cuando ella lo obligaba a levantarse para cumplir con sus compromisos, con sus estudios, con su trabajo.

“¡Dejame en paz!” Le gritaba el, sin saber el efecto que provocaba en ella.

Alejandro se acercó en ese momento a ella, sacándola de sus meditaciones.

-¿Todo bien?- pregunto el

-Todo bien, solo, recordaba… ¿Sabes? Aun me siento mal por las veces que tuve que dejarte, se me partía el corazón, pero es que no tenía opción… yo-

-Lo, sé- se apresuró Alejandro a contestar, y arrodillándose junto a ella, tomo sus manos.con devocion

-Todo lo que hiciste mamá, te lo agradezco porque has hecho de mi lo que soy, un hombre de bien, me enseñaste a trabajar, a ser responsable, una persona honesta, independiente, temeroso de Dios y aun los días en que me obligaste a levantarme para hacer mis deberes te lo agradezco, lo más  increíble de todo es que lo hiciste tu sola, supiste ser papa y mama al mismo tiempo, supiste ser ejemplo de integridad para mi, sé aunque jamás lo reconozcas que lloraste muchas veces sola por las noches, que prácticamente te quitabas el pan de la boca para dármelo a mi, que preferías comprarme a mí zapatos o una libreta para la escuela, que comprarte algo bonito para ti, que pasabas algunas noches en vela angustiada, cuidándome de fiebre y otras ingeniando algun disfraz o manualidad para que llevara a la escuela, que caminaste mucho bajo el sol para darme una oportunidad en la vida, tus manos curtidas  y cada arruga en tu rostro fue por vivir, y por vivir es que estoy aqui. Lo hiciste bien mamá, mírame… lo hiciste bien, te amo mama, gracias por todo- declaraba el hijo, acercando amorosamente las manos de su madre a su rostro para besarlas con devoción.

Cecilia conmovida por aquel reconocimiento, se sintió orgullosa, convencida de que las palabras dichas, eran el resultado de lo que siempre, cada día, anhelo en su corazón.

-Mamá esta anocheciendo… si quieres descansar puedes hacerlo… yo estaré bien, te lo prometo- pronunció Alejandro con la voz entrecortada.

El dolor que le aquejaba por la enfermedad, que le robaba la vida, desapareció en ese instante, y satisfecha Cecilia cerró sus ojos.

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tulipanes-blancos

“Mujer virtuosa ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” “Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos” Proverbios 31: 10,31

En memoria de Lupita, una mujer ejemplar

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Agua y nieve

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-¿Directora de edicion? Jajajajajajaja que buen chiste ¿Directora tu? Esa estuvo muy buena-

Fue la respuesta de Ursula  al comentario de Gisselle, la cual llamo Directora a Jenny en reconocimiento a su desempeño que iba muchas veces mas alla de una simple editora.

Jenny, no hizo comentario alguno, sabía muy bien quien era y donde estaba plantada, su empeño y dedicacion la llevarian sin duda a  ese puesto que para Ursula ahora le parecía un chiste.

Ese tipo de comentarios aunque para muchos eran por demás desagradables, a ella no le  molestaban, había aprendido a  en cierta forma a dar gracias a Dios por la vida de Ursula, por ella que todos los días en su empeño personal de menospreciarla, en realidad lo que hacía era mantener a raya el ego de Jenny, que si bien era buena en lo que hacía y  sus compañeros y jefe se lo reconocían, corría el riesgo siempre de que sus pies dejaran el  piso como en la mayoría de las personas que sienten su vida viento en popa.

chicafelizEra necesario para Jenny reconocer que su vida era un regalo de Dios, al igual que sus habilidades si es que acaso alguna poseía, y que sus finanzas, sus ropas, sus posesiones, no la hacían lo que era, sin toda esa investidura, que afanosamente las personas se empeñan en ponerse a diario podría ser como cualquier otra persona; la diferencia radicaba en su corazón, en quien vivía ahí, y el tesoro que guardaba en el.

Y por si alguna vez se le olvidaba … Ursula se encargaba de asomar su cara y recordarle que en realidad no debería tomarse tan en serio.

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Di, que provecho saca
el hombre
en ganar el mundo entero,
si en su corazón no encuentra
el reposo verdadero,
si, todo lo que
no es eterno
se derrite como la cera
de que sirve tu apariencia
cuando el alma desespera

Siempre habrá nieve altanera
descansando en el camino,
y agua humilde batallando
en la rueda del molino,
siempre habrán guitarras
que acompañen
para que otras tengan brillo,
siempre brillara en el cielo
un sol que cobra..
un sol que paga
que haga un llanto de la nieve
que convierte en lluvia el agua
que selle nuestro labios..
haciéndonos mas
buenos y mas sabios

Letra canción: Agua y Nieve. De Marcos Vidal

El anhelo de un corazón

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Y esto contaba Cristy a su joven nieta, mientras compartían el té.ensueño

-¿Pero es que fue un sueño abuela?-

Preguntaba la chica con desconcierto, la abuela algunos años atras podría haber asegurado que no era así, que todo paso en realidad en dos días, en el Rascafría, pero pasados los años, el recuerdo se sumergía en la neblina de la irrealidad, y con todo sentía a esos personajes que conocio en aquellos días como parte de ella, quiza eran sus propias experiencias, quiza las que vivió de alguien muy cercano, quiza se trataba de sus propios miedos, lecciones aprendidas, recordatorios a su propia conciencia, o la misma tomando vida, asomandose osadamente, señalando despiadadamente el interior, arrojando luz, a los rincones más oscuros, buscando el verdadero anhelo de un corazón, tomando quizá la forma de un ser angelical ¿o acaso no?

-Creo si mi memoria no me falla, he escrito todo en algun lugar… –

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Se que es una manera muy precipitada de cerrar la serie de relatos que venía escribiendo, pero me es necesario hacerlo así.

Concluir para avanzar, cerrar ciclos para un nuevo comienzo, vamos por más.

GRACIAS A TODOS LOS QUE SE PASAN POR AQUI, POR SEGUIR AL PENDIENTE, A PESAR DEL TIEMPO, ESO NO TIENE PRECIO.

Fe con persistencia

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Hace un año exactamente, paso un hombre por mi casa ofreciéndome un jardín precioso para el frente de mi casa.

Por la tarde del siguiente día el jardinero anuncio su llegada y  se dispuso a su labor, yo miraba por la ventana llena de curiosidad,buscando el pasto que seria colocado, y me llamo la atención un pequeño monton de hierba que descansaba en el camino, mi decepcion fue muy grande cuando vi como el jardinero hacia pequeños orificios sobre la tierra mojada y colocaba ahí unos tallos  de lo que parecía ser mi pasto “soñado” había entre uno y otro un espacio de 10 cm, me convencí de que  me estaba viendo la cara, termine por pagarle lo acordado, no precisamente por el pasto si no por el trabajo de desaparecer el escombro y colocar  la tierra abonada, en realidad era una ganga lo que estaba cobrando por todo incluyendo el pasto, asi que lo pagado fue en relidad lo justo.

Al día siguiente por la tarde, vi con tristeza como los rayos inclementes del mediodía, habían marchitado por completo los tallos, aun así me dispuse a regarlos, al otro dia, los tallos habían tomado un color marrón y yacían completamente desmayados sobre la tierra, no le dí importancia, tome un poco de agua y comenze a regarlas, mi esposo molesto refunfuñaba diciendo que nos habían timado, y que dejara de perder mi tiempo. Los siguientes días no fueron mejores, el sol era implacable, con los demacrados tallos, los cuales había pasado de tener un color marron, a un color amarillento, eran totalmente quebradizos, tanto que el viento empezaba a llevarse uno que otro, el sol resecaba tanto la tierra que esta se  partía cual polvorón. Con todo, como cada tarde desde hacía ya varias semanas, tome el agua y comenze a regar la tierra, mis vecinos, la gente que pasaba, mi propio esposo me miraban desconcertados y algunos con burla, se adivinaba en su mirada la interrogante del por que regaba con esmero cada tarde unas pequeñas briznas escuálidas, que las mismas gotas de agua terminaba de arrancar de la tierra.

Una mañana muy temprano cuando apenas si salía el sol, me asome por la ventana a mi pequeño “jardín” observe como la tierra aun se mantenía humeda, lo que duraría solo unas cuantas horas antes de que el osado sol arremetiera con toda su fuerza. Suspire y un poco resignada me dije que por la noche no saldría mas a desperdiciar el agua, era una locura, todos tenían razón. Entonces me disponía a iniciar mi rutina del día cuando una pequeña y diminuta mancha verde que asomaba bajo uno de los tallos marchitos llamo mi atención, mire al resto de los tallos, debajo de cada uno había una pequeña plantita asomando tímidamente. Para mi fue un “Sigue, no te detengas”, emocionada por la tarde salí nuevamente con mi regadera, las miradas insistentes eran mas claras, ahora no solo eso,  murmuraban entre ellos y una risa burlona se escapaba de vez en vez. No me importaba en absoluto, ellos no veian desde donde estaban lo que yo si.

Un año pasó desde entonces, y ayer me encontraba como cada tarde regando el pasto, y mi hijo con una jarra regando los maceteros a su alrededor, contándoles quien sabe que cosa. No pude evitar reflexionar en que, al tiempo que yo iniciaba esta loca carrera de ser paramédico, el pasto iniciaba también su lucha, crecio, se extendió por toda la superficie, y ahora lucía tupido, y fuerte.

Nadie tenía fe en el, nadie excepto yo, eran unas tristes briznas, marchitas y escuálidas, que resistieron el sol, las torrenciales lluvias, plagas, malezaetc. Y lucho busco la manera de crecer, de abrirse espacio entre la tierra, ante la mirada incrédula, escéptica y otras veces burlona de los que lo veian.

-¿Pero que puede crecer ahí?- decían

-¡Ya déjalo es una perdida de tiempo!-

-¿Qué acaso estas loca?-

-Esas cosas no son para ti-

-No vas a poder-

-No llegaras-

Y llegué, hace una semana fue mi graduación y a diferencia del pasto, hubo gente que si me apoyo, ayer mientras regaba el pasto, por un momento fue inevitable sentirme orgullosa.
Todo empezó con un sueño, al que se le agrego un poco de fe, otro tanto de voluntad y persistencia. Fe en Dios, Fe de los que creyeron en mi y me dieron su confianza, Fe en mi misma. Voluntad, de querer hacerlo, de levantarme cadavez, de resistir el abrasador y agotador sol de los obstaculos y circustancias de mi vida diaria. Y persistencia para no rendirme pese a todo.

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No perdamos nunca el animo, siempre adelante. Para mis hermanos de la CRM G -23

Sin memoria de tu error

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Andrés, esperaba con paciencia le tomaran su orden, miraba como el único mesero que parecía haber en esos momentos, se sumergía de lleno en una platica con una de las comensales. Intencionalmente se movió varias mesas para escuchar, adelantándose a otro comensal que estaba a punto de sentarse ahí.

-Es tan fácil pronunciar esa palabra “perdón” pero implica tantas cosas-

-Implica principalmente olvidar-

Fue lo que Andrés alcanzó a escuchar algunos recuerdos vinieron a el al escuchar esas frases, se levanto de su  recién conquistado lugar, se dirigió a la maquina de café, y salió del lugar con un vaso humeante y aromático entre sus manos, olvidándose por completo de su pretendida cena

“Perdonar… olvidar… que fácil se dice” reflexionaba mientras se dirigía hacia el jardín, los recuerdo llegaban flotando con la brisa fresca de la noche, moviéndose cadenciosamente hasta el, hasta envolverlo, hasta impregnar todos sus sentidos, hasta sentirse transportado; un nudo se formo en su garganta, y los músculos de su cuerpo se tensaron, el vértigo le obligo a sentarse.

En un esclavo de su propio orgullo se había convertido, el resentimiento y el odio eran su pan diario, y las lagrimas su amarga bebida.

“¿Cómo pudiste? Te dí todo, mi vida, mi tiempo… y tu ¡Ah!”

Empuñaba sus manos, y el vaso de café salió disparado.

“No puedo, tanto dolor, me asfixia  ¡No quiero sentir mas esto! ¡Por favor!”

-Perdón buenas noches, olvido su saco en el restaurant- Apareció de pronto el hombre que parecía servir las mesas en el restaurant.

-¡Ah! Gracias, no me di cuenta- contestó Andrés, y un sentimiento de familiaridad le embargo, obligandose a recordar en que lugar y momento había conocido al hombre que estaba frente a él.

-¿Te conozco?-

-Quizá- le contestó aquel hombre sonriéndole con amabilidad, sus ojos eran buenos, y su rostro reflejaban sabiduría.

-A veces solemos olvidar cosas que no deberíamos, en cambio existen otras que quisiéramos borrar para siempre-

-Si hubiese una formula mágica para olvidar- comentó Andrés

-Te puedo asegurar, que esa persona no tiene ya memoria de lo que hizo contra ti, ella sigue su vida, y el daño que te hizo en ese momento solo tu has permitido que se prolongue por falta de perdón-

-¿Falta de perdón? ¡Pero si jamás me ofreció una disculpa! Fue tan vil que solo se dio la vuelta y se marchó-

-Y no es necesario que ella venga y te pida perdón, tu vida no puede depender de eso por que se puede ir en ello, lo que si es  necesario y justo es que tú seas feliz, y que no lleves más esa carga. Dios quiere que tu seas feliz, nosotros mismos delante de el somos tan imperfectos y sin embargo somos perdonados. Vamos cierra tus ojos-

Andrés por un instante se sintió abrumado, pero accedió y cerró sus ojos.

-Empecemos por ti. ¿Recuerdas ese momento el más vergonzoso, esa cosa terrible que hiciste, esa injusticia que cometiste, ese niño al cual heriste o te burlaste de el? ¿Recuerdas esas cosas de las cuales te arrepientes y quisiste jamás haberlas hecho? Tráelas a tu memoria ahora, ponlas delante de Dios

-Qué mal me siento, es como presentar basura maloliente delante de un rey-

-Ahora píde perdón y cree con todo tu corazón que Él te ha perdonado. Ahora trae a tu mente esos momentos dolorosos,  las palabras los hechos de esa persona que tanto te hirió, recuerda su imagen, di su nombre y dile “te perdono”. Deja ir todo el dolor que te causo y no tengas más memoria de eso, porque Dios tampoco tendrá memoria de tus errores-

Como se sana una herida

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Aracely bajo al restaurant del hotel, solo una única persona parecía estar encargada de servir, en la plaquita llevada al pecho decía Pablo, este parecía sumergido en una especie de trance, sonriéndose y asintiendo con su cabeza sin prestar atención a su solicitud, por lo que termino por darse por vencida.

-Buenas noches ¿Le puedo ayudar en algo?- Una voz muy amable, le saludo

-Buenas noches ¡Eh! ¿Usted es la persona de recepción cierto? También lo vi atendiendo las mesas, y ahora no me diga ¿Me va a servir un trago?-

-¿Realmente piensas que lo necesitas?-

Por un momento Aracely meditó sobre aquella pregunta, no esperaba ser cuestionada, sino verse satisfecha en lo que ella pedía, aun así no pudo evitar sentirse asaltada por la pregunta como si su propia conciencia la acusará.

“Quiza no sea la solución pero podré olvidar por un momento” pensó Aracely

-Sabes que se acallara solo por un momento-

-¿Y tu que sabes?- contestó con cierta indignación, sintiendo que aquel pretendía entrometerse en cosas muy personales

-Sé que las personas fallan, sé que hieren cuando lo hacen, y sé que los que mas hieren son los que menos pensamos que podrían hacerlo, son en los que mas confiamos, son aquellos a los que mas amamos-

– Si tan solo no hubiese sido con intención-

-Es quizá difícil de creer, pero él nunca quiso dañarte- continuo aquel hombre mientras acercaba una taza de café a la chica

-¿Cómo? ¿Acaso pensó que nunca lo sabría? ¿Acaso pensó que siempre sería una niña, que en su inocencia no comprende nada?- Agregó Aracely sin darle importancia a la amargura que se deslizaba ya por su mejilla en una lágrima.

-Duele…- Agregó al tiempo que tomaba la taza humeante entre sus manos.

-Lo sé-

-Pensé odiarlo, pero no pude odiarlo…me sentí tan furiosa y quise que la casa le cayera encima, cuando me enteré-

-Sé que quisiste por un momento ver destruida esa casa que tanto reclamo como suya, esa casa tan llena de recuerdos, de alegrías, de tristezas, de sinsabores, de dolor, de incertidumbre, y aun con todo, por mucho tiempo la hiciste un refugio para ti. En los días tristes, te reconfortabas por las noches con  el arrullo del vaivén de las ramas de aquel árbol asomándose por tu ventana-

-Cuando el murmullo del viento en sus hojas las hacía bailar, y anhelaba con el corazón temblando que esa noche pasará serena, entonces la quietud de la noche me envolvía y una hermosa paz me inundaba, era como si alguien me dijera que…-

-Que pese a todo, las cosas estarían bien- dijo aquel personaje solemnemente, terminando la frase de la chica.

-¡Si eso!  ¡Eso exactamente!- Agregó Aracely sin sorprenderse de las declaraciones de aquel hombre, sintiendo que hablaba casi consigo misma.

El la miraba con ternura, con compasión, se adivinaba amor en sus ojos, como quien mira a una hija, como quien mira a una  hermana. Ella por un momento le pareció estar en otro lugar, donde solo se percibía paz, donde el tiempo no importaba, y donde su alma permanecía quieta, en busca de consuelo, en espera de ser amada.

-¿Has terminado por perdonarle? Sabes que las palabras que dijo, las cosas que hizo no las quitará ninguna persona jamás, el tiempo no vuelve atrás para evitar lo que pasó, por mucho que lo desees. Una herida empieza a sanar cuando el perdón asoma a tu corazón-

-Es tan fácil pronunciar esa palabra “perdón” pero implica tantas cosas-

-Implica principalmente olvidar-…