Un día a la vez

Estándar

Ernesto no podía creerlo, la lluvia le había obligado a detener su viaje y pedir una habitación en aquel hotel,  para pasar la noche. Apenas si había recibido las llaves, cuando repentinamente la lluvia cesó; refunfuñando entres sí decidió quedarse, su estomago clamaba por algo de alimento, llevaba hostigándolo todo el día.

-Señor, disculpe, ¿Donde queda el restaurant?- preguntó al encargado de la recepción

-Camine por este pasillo y baje las escaleras-

-Gracias-

Avanzo por el pasillo para dirigirse al restaurant, había una mesita con un teléfono, una mujer atendía una llamada, hundida en un sillón, se notaba realmente afligida.

«¿Que clase de desgracia estará recibiendo esa pobre mujer?»

Se preguntaba Gustavo, detestaba en el fondo el sentimiento que le despertaba esa clase de escenas, había presenciado tantas, todas provocadas por el mismo. Al entrar al restaurant se dió cuenta que no estaban asignando mesas por lo que el mismo escogió la suya, la más apartada, no quería que nadie lo molestará, deseaba estar solo y después de algunos minutos, se acercó el camarero para tomar su orden, el cual al notar el asombro de Gustavo de ver que era la misma persona que estaba en la recepción, se adelantó a explicar

-¡Eh! Bueno lo que pasa es que estamos escasos de personal-

-Debe estar partido por la mitad-

Contesto Gustavo con un dejo de ironía.

-Bien sirvame por favor una hamburguesa doble con queso, espagueti, puré de papas, lasaña y una sopa como la que tiene la señora de aquella mesa, se ve bien-

-Claro que si señor enseguida le servimos su cena-

-Esperé, también quiero que me sirva después pay de manzana con helado de vainilla y pudín de chocolate-

-¿Le ofrezco algo de beber? El bar acaba de abrir y…-

-Solo agua por favor- se apresuró a contestar Gustavo, sin dar lugar a más ofrecimientos. Aun así no podía evitar dirigir su mirada hacia el bar, las botellas le parecían tan brillantes y el liquído en su interior aun más. Respiró profundamente, por si el aroma escapaba un poco y pudiera capturarlo.

Al cabo de unos minutos, su cena no llegaba, no lo soportaba más, en cambio el licor estaba ahí, tan a la mano.

Gustavo había sido rehén del alcohol por más de 10 años y este le había llevado a conocer otras adicciones, días completos estaban perdidos en su memoria, despertaba en lugares inimaginables, la cruda moral y los ruegos de su familia para que saliera de aquel infierno, parecían a veces  insuficientes y cada vez se hundía más. Era la segunda vez que lo intentaba, salvo que en esta ocasión si había logrado terminar su tiempo en el centro de rehabilitación y se dirigía a su casa, hasta que la lluvia le impedió continuar, varándolo en aquel lugar.

Al fin se animó a acercarse al bar, enseguida se acerco el barman

-Buenas noches ¿Que le sirvo?-

-Whisky llenó por favor-

Lo miró, se acercó y su aroma lo embistió penetrando por sus poros, envolviéndolo.

«Lo quiero todo, hasta la última gota»

Sus manos temblaban, y se escapaban hacia el trago como un imán, estaba a tan solo un roce de distancia.

«Lo quiero todo, hasta la última gota ¡Todo!»

Delante de él estaba, rebosante, brillante, seductor, malévolo, angelical, la vida y el bien, la muerte y el mal.

«Quiero elegir, necesito elegir»

Una lucha interior se desataba, y su voluntad comenzaba a mermar. Hacía tiempo, que había tomado la decisión de pedir ayuda, reconoció que el solo no podría salir de esa interminable pesadilla, que necesitaba ayuda de Alguien Superior a sus fuerzas, a su voluntad y a su problema.  El mismo se detuvo a mirarse como en un espejo y no le gustó como se veía. Supo que pese a todo era amado y aprendió a abrir sus brazos para recibir y dar ese amor

-¡Lleveso esto!- gritó al barman. Muchas veces se sometería a la misma prueba, y tendría siempre que elegir.

«Decido, por este día, no hacerlo, decido por este día la vida»

Con determinación tomó el desafió de vivir un día a la vez.

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Los relatos que he escrito en este blog siempre habían sido contados en primera persona. He decidido cambiar la forma en esta entrada

A todos gracias por estar. Besos

CANDY.

Un comentario »

    • Es difícil comprender en la mayoría de las veces, lo que lleva a una persona a tal extremo. Pero sumergirse y darle un vistazo a sus porques y conocer el trasfondo de su problema, es abrir los ojos a su realidad.
      Gracias saludos 🙂

    • Así es el vivir día a día es cuestion de decisión de no afanarnos por el mañana, disfrutar y agradecer lo que tenemos cada mañana al despertar, la vida
      Gracias Eliza.
      Un abrazo también para ti.

    • Es curioso, pero en un principio los que estan atrapados en esta pesadilla, no se dan cuenta que lo estan, solo creen estar bien y en control de lo que hacen.
      Cuando deciden dar el primer paso, es cuando aceptan que efectivamente tienen un gran problema, y necesitan ayuda.
      Saludos treintañeros 😉

    • Claro que se puede.
      Hay una esperanza, de que queda siempre algo bueno, y vale la pena luchar y VIVIR por esa razón.
      Y si efectivamente es difícil, es luchar contra sus propios fantasmas, contra todo, es aferrarse a la vida día a día.
      Si pudieramos dar un vistazo a las cosas como ellos lo ven, nos estremeceríamos.

  1. Hola Candy, nena me has emocionado con este post, los vellos me has puesto de punta que malo debe ser llegar a ser un alcoholico verdad? que tristeza más grande!!
    «Decido, por este día, no hacerlo, decido por este día la vida”

    fuweza de voluntad si señor.
    Un beso preciosa!
    Carmen

    • Las adicciones como sabemos pueden ser a muchas cosas, sustancias, personas, actividades y hasta estados de animo. Como tu dices, debe ser muy malo y triste; sí asi es pero lo es para cualquier adiccion, el mensaje es decidir cada día si continuamos sumergidos en el problema o aferrarnos a esa Fuerza Superior para salir adelante.
      ¡Un beso guapísima!

  2. Amiga buenísimo tu post. Es increíble que a veces los malos hábitos y las adicciones puedan erosionar a los pensamientos y decisiones, el ser humano todo lo puede, a veces hasta destruirse a si mismo. Muchas veces hay otros factores que hacen que esto suceda, el fracaso, la soledad más tirana, la angustia. Me haces recordar a un hombre alcohólico que vivía en una plaza, el llego a tomar alcohol fino ese que se utiliza en la medicina mezclado con jugo. En la parroquia siempre el cura trataba de sacarlo de su vicio y nunca pudo. Murió en una noche de invierno en esa plaza que te nombraba. Cuando yo hablaba con este señor alcohólico su pena era tan grande que eran como cadenas que nunca pudo soltar.
    Dios quiera que muchos lean tu post, pues hay también muchos que están a tiempo de decir -¡Lleveso esto!- Nunca más¡
    Perdón por lo extenso…
    Un beso para ti.
    C.

    • No tienes que disculparte, este también es tu espacio, de hecho me emocionan los comentarios largos, por su aportación.
      Esa es mi intención que alguien curioseando lea esto y sepa que si hay esperanza
      Besos amigo.

  3. Si podemos creer que alguien mas grande puede ayudarnos, es como sentir que de verdad te aman. Es increible como el autoestima mejora y entonces nos sentimos merecedores de una vida más digna, más integra, más bella…
    Es precioso tu blog Candy, o Vianey, mejor. Este tema de la adicción creo que solo puede salirse adelante si se busca ayuda, solos, no se puede, y tu das un gran aporte para que como dice Carlos, quien lo lea, le pueda servir, alentar.
    Un gran abrazo.

  4. Yo soy de los que siempre están pensando en el mañana, y calculando lo que podría pasar en función de que tome una determinada decisión, u otra. Quizás debería hacer como Ernesto…

    • Una cosa es planear, trazarse metas para el futuro, y calcular como tu dices, lo que puede pasar como resultado de ciertas decisiones, lo que es tomar responsabilidad de nuestras acciones y nada más.
      Saludos Chicolín 😉

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